Cuando hablamos de ser buena persona nos referimos a ser humanos con el resto, ya basándonos en el respeto, la igualdad entre otros valores importantes, y que a veces no se tienen en cuenta en esta sociedad...
Ser buen hijo, sí señor! Claro, ser un hijo respetuoso, agradable, educado, trabajador y buen estudiante... son cosas que la mayoría de padres quieren para sus hijos, y que después puedan llegar lejos, pero... ¿Qué ocurre en algunas ocasiones cuando su hijo es así? Muchos adolescentes nos preguntamos por qué para salir de fiesta, tenemos que dar tantas explicaciones, a donde vamos y con quién, y lo que más rabia da es que tengamos una hora fija para llegar a casa. Sabemos que los padres se preocupan por sus hijos y que nosotros somos menores, pero a veces, ellos mismos, hacen que sus hijos se sientan incómodos con ellos, incluso puede ocurrir que algunos adolescentes no nos sintamos identificados con nuestra propia familia.
A donde quiero ir a parar, es a los cambios bruscos de humor, emociones y autoestima que tenemos las personas, pero principalmente nuestros padres. Me refiero a que nuestros padres, pueden ser los mejores del mundo, felices, agradables y muy cariñosos con nosotros, pero que en un momento dado, están enfadados, bordes y muy desagradables, y que finalmente acaban pagando con sus propios hijos, entonces surgen dos preguntas existenciales: ¿Por qué están así? y ¿Por qué lo pagan conmigo?
La primera pregunta puede tener muchas respuestas, pero la que más me interesa es la segunda... que aún no sé su respuesta, incluso dejo en duda, que haya más de una.
Un ejemplo de mi larga explicación:
Te levantas un día a las 11:00 de la mañana, y de repente tu hermano/hermana te levanta la persiana de tu habitación jodiendote la vista por los rayos de luz del maldito sol que entran por la ventana. Seguidamente tu hermano te dice en plan recluta: "He sido enviado por el/la sargento, a despertarte!"... poco después, tu padre o tu madre se para enfrente de tu habitación y en un acto de menos de 2 segundos te dice: "Tienes que arreglar la habitación, limpiar, bla bla bla y comprar dos jodidas baguettes!"... tienes la mente en blanco, el cerebro bloqueado, como ese contacto del Facebook que te molestaba cada día... y decides levantarte.
A partir de ahí notas que la actitud de tu progenitor es extraña, diferente a la del día anterior, y luego te das cuenta que está borde, enfadado, cabreado, en plan FUUUUUUUUUUU! y decides retirarte a tus aposentos de tu cuarto, a hacer cosas, a limpiar y arreglar todo.
Su actitud extraña le afecta aún más y es cuando te ataca con el típico: "Te voy a confiscar el ordenador" o "Hoy no saldrás". Desorientado y confundido analizas la situación y después piensas:
¿¿¡¡WTF!!?? NO TIENE MOTIVOS PARA CASTIGARME. NO-HE-HECHO-NADA Repito... NADA!
Se desencadena una batalla royal y ves que no puedes hacer nada por qué son tus padres, y ellos mandan.
Te jodes, te cabreas, y les coges un odio (en plan cariñoso. Ok.No) momentáneo, que al cabo de un rato se te pasa. SÍ, SE TE PASA. PERO LUEGO TE DEJA UN TRAUMA DE TU ADOLESCENCIA QUE DICES MOTHER OF GOD!
Y creo que hasta aquí ya está... no tengo nada más a decir sobre este tema, que a mí sinceramente me toca bastante las narices.
CONSEJO SI ERES PADRE DE UN/A ADOLESCENTE: Querido sir o dama, si usted tiene un hijo o una hija adolescente, y le suena la situación que he puesto de ejemplo en esta publicación, le recomiendo que analice su actitud que tiene, refiriéndonos a sus queridos y amados hijos.
NOTA: Una vez, se haya dado cuenta de que su actitud ha sido errónea con sus pequeñines que están en la edad del pavo, POR FAVOR, INTENTE FINALIZAR ESA SITUACIÓN MEDIANTE LA CORRECCIÓN DE SU ACTITUD.
NOTA: Una vez, se haya dado cuenta de que su actitud ha sido errónea con sus pequeñines que están en la edad del pavo, POR FAVOR, INTENTE FINALIZAR ESA SITUACIÓN MEDIANTE LA CORRECCIÓN DE SU ACTITUD.
En caso contrario, lo único que queda de esperar es un apocalipsis CANI.
Atentamente: SERGY KEAN
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